La Misa contó con una figura peregrina de Nuestra Señora del Ecuador
El arzobispo Alfredo José Espinoza Mateus, SDB, de Quito, Ecuador, fue el celebrante principal y homilista de la Misa anual de Nuestra Señora del Cisne en la Catedral de San Patricio. Nuestra Señora del Cisne es una devoción mariana muy importante en Ecuador. La Misa contó con la presencia de una imagen peregrina de Nuestra Señora del Cisne de Ecuador.
"Con alegría, con mucha alegría estamos todos aquí, porque a Nuestra Señora del Cisne la llamamos Madre; ella es nuestra Madre", dijo el arzobispo Espinoza en sus palabras de bienvenida al inicio de la Misa, oficiada en español la tarde del domingo 28 de septiembre y a la que asistieron más de 1000 personas. "Ha venido desde nuestro país, Ecuador; ha venido a visitarlos a todos, porque una madre siempre se preocupa por sus hijos”.
El mensaje de la homilía
Durante la homilía, el arzobispo (de los Salesianos de Don Bosco), dijo a los fieles: “Les traigo saludos de parte de todos los obispos de Ecuador. Y, de manera especial, les traigo el mensaje de orar por nuestro país, que vive momentos difíciles”. Después citó el Evangelio del día, de Lucas 16, destacando la humildad de un pobre, Lázaro, y la indiferencia de un rico, cuyo nombre no se menciona, así como el cambio de fortuna en el más allá.
“La puerta de la casa del rico siempre está cerrada para el pobre. Y si vemos, hermanos y hermanas, en el mundo de hoy esto no ha cambiado”, dijo el arzobispo Espinoza. “No solo está cerrada la puerta, sino también el corazón… El rico sufre de una enfermedad, una fuerte ceguera, podríamos decir, porque no es capaz de mirar más allá de su mundo, ese mundo hecho banquetes y de ricos vestidos… Lamentablemente, hoy hay muchos ciegos que no quieren ver más allá”.
El arzobispo también recordó las palabras del papa Francisco, diciendo que vivimos en “una cultura de indiferencia“ y debemos recordar la importancia de la compasión y la responsabilidad. “Como cristianos, no podemos ni debemos cerrar esa puerta. Debemos extender la mano, acercarnos a los desamparados y agacharnos para curar sus heridas. El papa León XIV afirma con claridad: los pobres no son una distracción para la Iglesia, sino que son los hermanos y hermanas más amados”. El arzobispo afirmó que se trata de “tocar la verdad del Evangelio, tocar a Cristo sufriente.” Y dijo que uno debe ver con los ojos y el corazón de la Madre María, "llena de amor, llena de cariño”.
Palabras de agradecimiento
El diácono Carlos Campoverde, de la Iglesia de la Asunción de Peekskill, fue el encargado de ofrecer las palabras de agradecimiento finales, en las que dio las gracias al arzobispo Espinoza por haber viajado desde Ecuador para celebrar la Misa. El diácono Campoverde también agradeció a los concelebrantes, a los voluntarios del evento y al Apostolado de Diversidad Cultural de la Arquidiócesis de Nueva York.
"¡Que viva la Virgen del Cisne!", afirmó el diácono. Los fieles respondieron:"¡Que viva!".
La histórica estatua de Nuestra Señora del Cisne, esculpida en 1594, es de madera y se conserva en el Santuario Nacional de Nuestra Señora del Cisne, en la localidad de El Cisne, Ecuador. Nuestra Señora del Cisne comparte la festividad de la Asunción de María el 15 de agosto.